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Wednesday 14 December 2016

Great Again


America, they’ve given you all and now they’re nothing.
America, it’s been a long time since Ginsberg. Now the Cold War is over.
America, is it over?
I’m afraid these “damn bad Russians” are still out there.
Well, I think it’s time to play Risk again. I want Syria.

America, social democracy, socialism, communism… What’s even the difference?
America, their only purpose is to take down your Home Shopping Network.
Don’t let them.
You still have six hundred ‘Fat Men’ pointing all over the planet to protect you, us… who?

America, have you seen the condition of your sidewalks and roads?  
The electricity lines hanging off those old wooden poles?
Don’t you notice the physical and mental degradation of your homeless ghosts?
America, isn’t it crazy the amount of hours your folks spend at work?
America, why aren’t you shining anymore?

America, type two diabetes, obesity and hypertension.
America, chicken wings $0.75 each?
And the wonder pills announced an advertisement after the chicken wings are chronifying your life,
and the law firm announced an advertisement after the wonder pills
is taking profit of its side effects,
America, is this your dream?

America, thanks for civil rights, Martin Luther King Jr., Harvard, Hemingway, and Harper Lee;
thanks for taking care of Tesla and Einstein;
America, thanks for Tarantino!
Now, where are the civil rights of the people that lie dying in your streets?
America, your blacks are being legally killed,
your women getting raped on your campuses —keep an eye on those Mexicans—,
Hemingway and Harper Lee are dead,
your six hundred “Fat Men” bother me,
and Tarantino: The Hateful Eight…

America, “fight crime, buy a gun”?
Stop shooting. You shoot ‘cause you are afraid.
America, do you really need to be chronically scared?
America, I am afraid your fear scares me and I am therefore afraid.
America, is global unprivacy a way to safety?
America, drone politics isn’t the lesser of two evils, it’s crime!
America, I’ve already seen your soldiers, now please show me your real men,
those who stare at goats; I want to be a Jedi!
America, world peace and bombs are antonyms.

America, your stars and starlets shouldn’t be the moral authority for equality, tolerance and feminism,
these are mundane problems and stars belong to heaven.
America, sexism, racism, despotism, and lack of ethics and aesthetics won’t make your great again.
Oh, I miss you Bernie!
America, the wall is already built.
America, stop telling me I’m a utopian every time I argue with you!
Don’t camouflage your lack of justice with my lack of realism.

America and these damn bad rapist Mexicans.
You better grab them by the pussy…
Show them how real men respect women!
America, he is now your president.

Oh… I am not tipping your waitresses, and I am not sorry.
I don’t support prostitution of any kind, including kindness.
“Tip credit” counting as part of the Federal Minimum Wage of $7.25/hour is the problem.
Why did the Mayflower have to be full of Puritans?
America, don’t justify poverty.

California, why don’t you secede?
You might then colonize the Wild East.
Canada, you should build a wall.
Europe, you won’t be raped by Zeus anymore.
Europe, Zeus is no longer a bull, but an orange pussy grabber.



Tuesday 29 March 2016

Carta para Deiviz: de chivos expiatorios (II), procesar antes de escribir y microfascismos en El País.


Carta para Deiviz: de chivos expiatorios (II), procesar antes de escribir y microfascismos en El País.

Pues si Deiviz, el 3 de marzo se publicó el artí-CULO del que te balbuceaba en el periódico El País. Se titulaba “¿Deben tener sanidad gratuita los fumadores, los obesos y los bebedores?” y estaba publicado en el apartado de ciencia sección de salud publica del susodicho diario. Tal cual hermano...

Ha pasado ya casi un mes de semejante truño. El tufo a basura periodística se disipó y yo me hallo recuperado de la pedrada envuelta en papel de periódico progresista que golpeo mi cráneo, laceró la mi piel-más-periostio de la mi hiperbólica frente, reventó el mi hueso frontal, llenó de sangre la más DURA de las mis meninges y empujó toda mi masa encefálica haciéndola asomar por el foramen magnum, como si mi cerebro y esa idea se repelieran, obligando la una a expulsar de su lugar natural al otro. Pero tranquilo querido amigo, ahora ya estoy recuperado y puedo contarte mis impresiones respecto a lo que tanto me indigna de tan, en apariencia, inofensivo texto.

Seguramente el colega @manuelansede no haya escrito lo que ha hecho con el nivel de consciencia que requería el tema en cuestión y sólo eso sea su fallo. Pero nada más, ni nada menos hermano. Si se quiere generar consciencia y plantear preguntas desde uno de los medios impresos y digitales con más tirada dEl País, al menos hay que pararse a pensar antes de vomitar letras, silabas, palabras, frases y oraciones, conceptos, ideas... Es por ello que quería compartir contigo un análisis de la cuestión algo más profundo que el que el embotamiento mental más las prisas aeroportuarias nos permitieron la pasada jordana.

Mal el color amarillo-rosáceo que la susodicha prosa adquirió a base de pinceladas de brocha gorda y pintura acrílica tipo la estúpida pregunta que a su vez hace de titulo; o la cuestión retorica “¿Es un suicidio?” o la afirmación casi tautológica de que… “Por otro (lado), existe la responsabilidad individual de matarse a uno mismo, muchas veces a sabiendas.” Oraciones de alto calado periodístico con las que el autor le da un toque dramático (arropado bajo el manto verdad absoluta) al asunto y, ya de paso, en su catarsis intelectual plantea la solución (de disolver, no de solucionar) verdadera a la susodicha problemática estableciendo un asombroso paralelismo entre lo freudiano y lo maquiavélico con, nada más y nada menos, que el suicido. Asunto este de relevancia y significado muy por encima de la reducción a lo absurdo que se plantea aquí.

Mal por escudarse en una institución europea que, como en el propio artí-CULO tan lleno de orgullo se resalta, está respaldada, entre otros, por lobbies tan preocupados por la salud pública como el farmacéutico… Adalid del estilo de vida saludable que prevenga a la gente de llenar sus pastilleros para una vida más crónica.

Mal por olvidarse del la influencia del nivel socioeconómico en todo esto. Tan relacionado este con el consumo de comida prefabricada, bebidas hipercalóricas, carne de pollo y ternera de fabricación en cadena, comida basura de “restaurante”, frutas y verduras impregnadas de fertilizante, enfermedades mentales como, por ejemplo, la adicción (al alcohol, al tabaco…)? ¡Qué no se olvide el progre de manual de que no todos pueden (yo si, conste en acta) vender el alma a cambio de salud bio! También mental si, comprando buena conciencia burguesa. Esa conciencia que hace de esmalte progresista que tapa los queratinocitos ya anucleados de esa hipérbolica capa cornea que llamaos uña en una afán de cubrir la trasparencia de ese manto de células muertas que deja ver tu carne. Carne, que es la misma que la del gordo, la del fumador (aunque menos amarilla y acropaquica) y la del pimpiririmpimpim de la bota empiná. Qué bien lo de que ni se nos pase por el tan inquieto y juguetón lóbulo frontal que tenemos los de izquierdas, lo capitalista que vuelve a resultar olvidar que aún hay clases.

Mal porque, como caigas en el bucle del copago sanitario (que lo mismo vale para un roto que para un descosido), te pones a justificar gilipolleces como la que viene al caso. ¿O le negamos también la gratuidad de la anti-aLUÉTICA-gentille-alouetica (chanson alouette) penicilina G benzatina a Benzema? ¡Qué los gordos, las chimeneas y borrachines ya pagan su sanidad!

Pero sobretodo mal, Deiviz, por caer en el microfascismo. Porque una cosa es promover el estilo de vida saludable y otra muy distinta es eso de, fácil y falazmente, tirar de chivo expiatorio. ¡Cuidado! O… ¿Deberían los homosexuales… y los inmigrantes… y los retrasados mentales?

¿Sabes quién deberían pagar su sanidad, socio? Los que en mi gimnasio cogen el ascensor para subir al segundo. En fin, un abrazo y espero tu respuesta.

PD: ¿Cuándo le dará a la RAE por eliminar la mierda los malditos “¿” y “¡” ?. ¡Otra vez! Joder…

Dos recomendaciones:

-El articulo en sí (me ha costado encontrarlo): http://elpais.com/elpais/2016/03/02/ciencia/1456917481_730521.html

-Mira lo que aparece si pones “socioeconomic status” en el pubMed. Déjalo sin dar al espaciador…





Monday 25 January 2016

Desde Suiza con amor (mucho):



Pues encantado me hallo, sobretodo, de volver a escribir. Porque si, la mejor manera de trasmitir lo que a uno se le pasa por el telencéfalo (cuando se está rodeado de esa especie de teutones de alma endogámica e ímpetu perfeccionista, tan prevalente en el norte helvético) es, sin duda alguna, la de plasmarlo a base de unir unos con otros los caracteres del abecedario. Telencéfalo, a propósito, que en el expatriado sufre una especie de involución, seguramente  a causa de la deriva intelectual y la podredumbre neuronal que generan las ideas que, por no pasar por el área de Broca para ser vomitadas en forma hablada con ayuda de la laringe, quedan a la deriva allá arriba en el seso, que como no aviva, el alma dormida pues… tampoco despierta ¡Qué panorama!

Porque aquí se está bien. Si. Hay trabajo, reconocimiento profesional y sueldo acorde. Eso me da para tener, por ejemplo,  un telescopio con el que me hielo en la terraza de mi edificio buscando Júpiter y sus lunas, Andrómeda, la nebulosa de Orión…, en un intento de mirar afuera por no querer aceptar que la nebulosa esta en mi cabeza. Porque mi telescopio, mi piano eléctrico y mi cama de muelles ensacados de 180x200 centímetros no son rival ni duradero sustituto de las ganas que tengo de salir a tomar unas cervezas hablando ALTO, como a mi me gusta. Como nos gusta a las peninsulares almas, en perpetua ebullición porque están vivas desde hace siglos, porque tienen ese mezcla explosiva de celta, cartaginés, griego, romano, judío, moro y cristiano. Hablar ALTO para que, gritando, mi mestiza alma se cague (a través del telencéfalo, el área de Broca y la laringe) en todo lo que me cago, cuando me cago en todo cuando salgo a tomar unas cervezas y a hablar ALTO. Y, si; cervezas en plural, no una (aunque sea de medio litro) y a casa, sin hacer ruido, sin cantar, sin compartir el espontáneo y por ebrio incomprendido arte que transpira por los poros de las mis pieles en ese estado… ¡Qué tragedia! Aunque, y que conste en acta, el camino de vuelta en este reprimido parecer se torna anquilosantemente agradable por deambular por esas impolutas calles; por no tener que pisar, ver u oler una sola mierda de perro en todo el camino; por no quedar ni tentado a alterar el orden tan (sin esfuerzo aparente) establecido; por no tener que marcar mi territorio en la esquina que hace esquina con otra esquina porque dos esquinas antes había un baño público.

Por aquí, como decía, se está bien. No hay idiotas que circulen desde que salen de la puerta de su casa hasta que llegan a la puerta de su curro (solos, en un 4x4 que consume diez litros a los cien kilómetros) por el meridano carril del centro de la autovía aunque les pase un autobús por la derecha. ¡Aparta ya inútil! que en ese centro, no hallarás la virtud. No existe el “vuelva usted mañana” que ahora es la hora del café y luego la del cigarro y por la tarde no voy a estar porque mi abuela ha dado a luz. Pero, y conste también en acta, para ello hay que pagar por cada línea de frase oficial. Para ello son los cuarenta francos por km/h por encima del límite de velocidad. Para ello son los cien francos de la primera vez que te cueles en el tranvía y los mil de la segunda.

Porque se está bien aquí, si. Pero me parece menos triste (o por lo menos más interesante, morboso, sórdido…) oír historias de gente que quedan a través de Tinder para follar que oír y ver como aquí se utiliza para hablar con y conocer a gente. Porque es tan triste como cierto, que  en este país, a partir de los veinticinco,  no haya forma humana de establecer relaciones interpersonales con gente ajena a tu círculo de confianza. No me mires así, perdona por interrumpir los espasmos esos de los tus centroeuropeos miembros inferiores (carentes de articulaciones desde la cadera hasta el calcáneo) a los que tu llamas baile. Que de verdad, era sólo por hablar un rato.

Pero se está bien, si. No se tiran pavas de campanarios, ni se revientan cerdos saltando encima de ellos. Tampoco se agotan y desangran toros para luego (en el mejor de los casos) atravesarles el corazón con una espada. Eso no. Tampoco se estila, tras unas elecciones, lo de salir a un balcón  a dar grimosos botes (en serio, ¿qué tenía rodillas y tobillos o piezas de mecano?) aclamado por una “multitud” que, sin utilizar mucho el telencéfalo y si el cerebro reptiliano, grita sin cesar esa oración (si con sujeto, verbo y predicado, algo es algo) de “yo soy español, español, español”. Oración que pasará a la posteridad como una de las expresiones reivindicativas más cargadas de significado de la humanidad. De eso no hay aquí, no. Aunque he de reconocer que tengo sentimientos encontrados al acordarme de las sobremesas de hora y media. De esos hoy no me quiero levantar porque ayer salí a tomar unas cervezas y hablar ALTO a las diez y media (terminé de currar a las ocho). Pero no pasa nada porque, gracias a esos terribles horarios que tenemos, abrimos a las diez de la mañana y de dos a cuatro en vez de comer, pues me echo la siesta y a correr. Me acuerdo de esas pausas de mediodía cuando tengo que explicar a mis compañeros que tardo en comer porque, al carecer de buche, mastico y luego trago. Y mientras tanto hablo. ALTO.

Porque aquí se está bien, pero me jode bastante la incoherencia que viene siempre de la mano del poderoso caballero y se oculta detrás de un preciosísimo guante blanco de terciopelo. Porque aquí  se invierte en bolsa y, al mismo tiempo, se es vegano. Y allí, en mi península, irrumpió hace ya algunos años una vanguardia de la gente que tengo la esperanza de que lo haya hecho para quedarse. Pero para quedarse allí, en la meseta y sus subpaisajes. Esa meseta y esos subpaisajes que han producido, exiliado y condenado al olvido tantas otras vanguardias a lo largo de su historia. Porque la ilusión de ver a esa gente que son profetas en su tierra no se vea truncada ni por los egos propios, ni por aquellos que saben lo quieren para Venezuela, Grecia, Rusia… pero a los que la cuenca del Ebro, la meseta cercenada en dos por los picos en los que redoblaron las campanas (las de Hemingway y tantos otros defendiendo otra vanguardia), la tierra de Baroja y del resto del Reino (¡que arcaico!) y su momento histórico les asusta. Y por ello asustan (o lo pretenden), aullando, eso que el telencéfalo reptiliano les permite.

Se está bien aquí si. Pero espero que este dantesco sentimiento de apátrida quede flotando entre el purgatorio y el cielo, en los dominios de la ironía y que no caiga nunca al infierno. Por terminar católico, digo. Y es que, en la tierra del catolicismo, la mía. En la que la venta de la biblia estuvo prohibida hasta antes de ayer. En la que muchos lo intentaron (como me enseñó mi tío Javier a través de ese libro de George Borrow) pero nunca lo consiguieron; no llegó (cuando debía llegado) el protestantismo, no llegó el individualismo, ni el humanismo, ni la capacidad crítica, ni la modernidad… y gracias a eso se quedaron muchas cosas por el camino y se perpetuaron tantas otras. En esa España digo, se tiene una  madre que no se cansa de decirte que comas hijo, y abrígate que hace frio (y que es sagrada); una familia (de unos 30 miembros) que siempre está; unos amigos (unos 500 por cabeza) que no dudarán a salir a tomar unas cervezas a las diez y media de la noche y a hablar ALTO… Pero en esa misma España, por todo eso que no llegó y por todo aquello que se perpetuó, si no hay lazo afectivo se atenúa, hasta casi desaparecer, el concepto de individuo, del otro individuo; ese que no conozco. Ese intangible pero en potencia existente individuo es enterrado en las profundidades de nuestro subconsciente. Y cuando eso pasa…: cagadas de perro, orines y purines excretados por seres de veintitrés pares de cromosomas, idiotas que se hacen 20 km en el carril del medio… ¡Qué le vamos a hacer! Supongo que no se puede tener todo.

En cuanto a mi. Espero estar solamente hibernando y no cayendo en la tan helvética híper-responsable madurez vital. Porque aquí se está bien, si. Pero cuando se esta tan bien, hay que tener cuidado de no caer al charco del mundo perfecto porque uno puede entonces enSuizarse.