Tenemos un problema de mierda que, por ser de esta
peculiar característica, es aún peor que un simple problema. Peor incluso que
un problemón o un problema de narices. El caso es que todo empieza a saber a
mierda, a oler a mierda.
Mi profesora de filosofía del instituto solía
animarnos a llevar la asignatura al día con el símil de que resulta más fácil
de oler, saborear y digerir una cucharadita de mierda diaria que todo un tazón
de hez de golpe (hez más fácil). La teoría no está mal pero... ¿qué pasa si te
están dando mierda (aunque sea en tan ínfimas cantidades) día a día durante 5
años? ¿y si encima no ves el fin de tan escatológico bocadito?
Por otra lado, la mierda es intrínseca al ser humano.
Somos máquinas de mierda (entiéndase la afirmación con el sustantivo y no con
el adjetivo). Producimos mierda a diario y, por ello, (algunos mejor que otros)
nos familiarizamos con su olor, su textura, su color, haberlos haylos que hasta
con su sabor... ¿será la intimidad de dicha relación psico-fisiológica
mierda-humano la que produce atrofia de la pituitaria y tergiversa el gusto
(pues, por muy natural que sea, la mierda huele y sabe a mierda) además de
obnubilar la razón y el pensamiento crítico? ¿es tal el poder de la mierda
(sobre todo en su saciedad) que nos aplana y nos hace siervos? ¿es mejor
rechazar la mierda, tirar rápido de la cadena, perfumar el baño... o aceptarla
para saber reconocerla cuando te la dan cucharadita a cucharadita y día tras
día?
No sé por qué pero se me ha ocurrido esta reflexión al
pensar en la calma social reinante en Reino (de España) y sus súbditos (eso
somos pues tenemos rey) ante tan ingente y frecuente cantidad de MIERDA.
Pongo ejemplos:
Una sanidad pública desmantelada (aquí hablo de
Madrid), su universalidad eliminada, sus profesionales día a día humillados, la
dignidad de sus usuarios (en particular de los inmigrantes, enfermos crónicos y
demás PERSONAS) pisoteada... Lo sabemos, al igual que sabemos el por qué: una
casta de fachosos engominados que pretenden hacer negocio con la salud de la
gente. El resto son excusas que sólo los muy simples de entendimiento podrían
llegar a aceptar... Están imputados, investigados, serán juzgados... Pero eso
sí, por un juez (al cual PP y PSOE han invitado a entrar en el CGPJ) con una
señora esposa consejera del PP madrileño... Primera cucharadita de mierda.
Una enseñanza pública arruinada económica, moral y
académicamente por la enésima ley orgánica de un señor que, esta vez nos ha
salido facha y muy católico... Tanto como para atender las exigencias de la
conferencia episcopal: un organismo que pondría los pelos de punta al mismísimo
Dante si comprobara que, aún en los tiempos de su Divina Comedia no
habría imaginado semejante incongruencia entre la cuestión espiritual de la que
debe ocuparse el clero y las injerencias políticas y terrenales en las que con
tanto gusto pierde el tiempo y se inmiscuye. Segunda cucharadita de mierda.
Un machismo tan arraigado en una sociedad a la que le
pesan aún, en sus altas esferas (y mucho), las ideas de un Nacional Catolicismo
(que arrugó la mente de sus ciudadanos y se perpetuó hasta nuestros días en las
élites políticas y económicas), un machismo tal, como decía, que nubla el
entendimiento de las masas con cuestiones morales y de otra índole (de nuevo
con la Iglesia hemos topado) y que provocará un retraso de libertades e
igualdad estrepitoso con la reforma de la ley del aborto. Es un machismo sutil
pero que impide ver la realidad que supone el considerar a la mujer como
individuo adulto, libre en voluntad y en razón y dotada de la misma capacidad
de entendimiento que el hombre para decidir sobre su útero, su descendencia ,
su cuerpo y, en definitiva, SU VIDA. Les aseguro que nadie es más capaz de
aplicar sus convicciones morales, políticas y religiosas a la hora de tomar una
decisión tan dramática como esa como la persona que sufre dicha situación. No
sé de dónde se sacan esa licencia moral para discernir entre el bien y el mal
políticos, obispos, ciertos profesores de facultad y demás... No hay bien o
mal, no hay blanco y negro en dramas tales, es todo de una triste escala de
grises. No se trata de facilitar que todo el mundo aborte... ¿quién coño quiere
eso? ¿por qué demonizar y reducir a lo absurdo esa situación tan peliaguda? Se
trata de dotar (como Estado) de las herramientas suficientes y necesarias a un
ser humano adulto, libre e igual a sus fálicos semejantes en conciencia y
plenitud moral, para que decida por sí mismo y con garantías sanitarias sobre
el tema. Es impresentable (como sociedad moderna y como Estado) hacer delito el
pecado. ¡Basta ya de moralismos de poderes fácticos y sentimientos de culpa!
Tercera cucharada de mierda.
Un saber estar y una ejemplaridad (creo que ya
excesivas) de una sociedad que se manifiesta, protesta y sale a la calle
clamando muy tranquilamente (demasiado) contra las injusticias (entre las que
se encuentran las antes mencionadas y las que mencionaré abajo) de la que se
ríe el dinosaurio fanático del Opus Dei que tenemos por Ministro del Interior,
cuando afirma (con todos sus cojones) que quiere comprar un tanque (si , si,
una puta máquina de guerra que en vez de verde y marrón va de azul con la
bandera de España) para disparar agua a los pocos que tengan los huevos de
manifestarse si se aprueba la nueva ley de Seguridad Ciudadana (Ley
Mordaza) que no tiene nada de democrática y apesta a Ley de Vagos y Maleantes.
Todos de acuerdo y si te joden calladito cual puta. Cuarta cucharadita de
mierda.
Una juventud viajera y abierta de mente que tiene que
soportar que su situación de inmigrante sea calificada de "movilidad
exterior" por la titular de Trabajo, que alaba las virtudes y beneficios
personales y nacionales que reporta el vivir y trabajar en el extranjero (da
igual que sea con un título universitario empaquetando libros con unas
condiciones laborales de semiesclavitud en Amazon) mientras que, el mismo
gobierno, aquí; justifica el uso de cuchillas asesinas y mutiladoras en las
vallas de nuestras fronteras por tener afán únicamente disuasorio. Si los
negros se dejan la piel y la vida al intentar saltar es su problema por no ser
válidos como esclavos o como carne de consumo, pues ni los ganaderos utilizan
semejantes vallas por la valía económica de sus reses.
Un modelo de desarrollo económico que menosprecia y expulsa
a sus licenciados dejando de invertir en I+D para (como dice mi hermana), en
vez de tender a esa autarquía que vendría de la mano de investigaciones y
desarrollos que se queden en el país, apostar por ludópatas y putas de lujo.
Por cierto, esos mismos que apoyan este modelo son los que se erigen como
baluartes de la moral, la justicia social, dignidad humana y tal y tal... El
sábado al casino y de putas y los domingos, si la resaca lo permite, al
postureo. Quinta cucharadita de mierda.
Una ciudadanía que se siente indefensa ante una mísera multa de tráfico (por
injusta que haya sido) porque no va a poder pagar las tasas judiciales
para reclamarla, o para denunciar a la Administración, o a su empresa que le ha
despedido de manera improcedente, o a una compañía o banco que han
abusado de él... mientras que la mujer del presi de la CC.AA de Madrid o la
infanta Cristina son defendidas por la mismísima fiscalía con argumentos
personales y despectivos hacia los jueces que las investigan. Otros de esos
jueces son cesados y sus reos liberados aunque vaya saliendo a la luz todo el
tinglado que tenían montado en esta nuestra comunidad y su cajón desastre de
ahorros. Sexta cucharadita de mierda.
Una ciudadanía (hablo ahora de Cataluña) que tiene que
lidiar con la amplitud de miras intelectual que requiere el discernir entre una
realidad nacional, cultural y social particular y diferente (al igual que en
muchas otras regiones) del conjunto de España y la jugada maestra de un paleto,
pesetero e igual de conservador y facha que sus homónimos en Madrid, que no
pudo aprobar sus presupuestos y consiguió, de aquesta forma sentimentaloide,
tras convocar elecciones anticipadas, erigirse como presidente de la
Generalitat y baluarte del "cambio" y, de paso, aprobar esos
derechosos presupuestos. No importan las políticas injustas, los recortes
sociales, los ojos reventados, las cabezas abiertas ni los ciudadanos muertos a
patadas si al día siguiente hablamos de banderas, naciones o fronteras (tanto
allí como en Madrid, me da lo mismo). Séptima cucharadita de mierda.
Y podría seguir dando cucharaditas de heces al hablar
de un partido (el del gobierno) que tiene que lidiar cada día con un escándalo
judicial nuevo (entiéndase lidiar como inventar una nuevas y penosa excusa que
hace que uno se de cuenta del nivel intelectual que nos suponen a los
ciudadanos), sindicatos podridos por chanchullos salidos del inmovilismo y la
falta de sensibilidad hacia los problemas de sus representados, alcaldesas
analfabetas, partidos que se hacen llamar socialistas, reyes cazadores,
infantas y maridos de infantas ladrones, ex-presidentes con tintes de mafiosos
y mal gusto exacerbado, una subida de la luz del 11% y unas tarifas de
telefonía móvil impensables en cualquier otro país de la UE debido a monopolios
encubiertos de familias perpetuadas en la escala social de este país, banqueros
que disfrutan de indultos y no pisan la cárcel ni habiendo estafado millones de
euros... Podría seguir como digo, pero esto ya me huele y me sabe demasiado a
mierda y, además, necesito ir al baño. Tengo ganas de cagar.